Adoro el sol, la luz, el calor.... soy una persona que "funciona" con energía solar, pero también me gustan los días grises de vez en cuando.
El cielo sobre el mar adquiere un aspecto mágico, como de nubes de algodón, suaves y mullidas. La luz que se filtra a través de ellas me da una sensación de paz y bienestar inexplicable, necesito los días de sol para tener energía, pero este cielo gris asturiano, cada vez menos frecuentes, me devuelven a mis raíces y a mi niñez.
Mi padre siempre dice que nuestro verde tiene un precio y ese precio es la lluvia. Un precio bajo a cambio de bosques mágicos y maravillosos.
Gracias a estos días grises el ahorro en agua de riego y trabajo es considerable, la mayoría de mis plantas aguantan perfectamente de un fin de semana a otro sólo con el agua de lluvia y el agua del rocío, algo maravillosos ya que de otra manera la mayoría morirían enseguida sin el riego automático.
La madreselva aprovecha el agua al máximo, cubre el muro de entrada y en cuanto me descuido, parte de la zona de las hortensias. Ahora mismo está preciosa con sus brillantes bayas rojas.
Es maravilloso ver a los pájaros bañarse en los charcos que deja la lluvia, debo de ser un poco pájaro, porque me encanta caminar por los charcos, como cundo era niña. Me encanta calzar mis botas de goma y caminar por el agua ¡se me alegra el alma!¡me siento niña de nuevo!
Otra de las cosas que me gusta es el musgo, algo imposible de conseguir sin abundante humedad y por suerte vivo en una zona maravillosa en ese aspecto.
¡Qué bonita es la lluvia!
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