Las rosas empiezan a inundar el jardín.
Algunas llevan años acompañándome, otras son unas recién llegadas. Cada una tiene su propia historia.
Este rosal fue deshauciado de casa de mi suegra, yo lo recogí de la basura y le brindé un poco de cuidado, lo agradeció con creces.
Este otro rosal era uno de los favoritos de mi abuela, recuerdo que en la fiesta de la 1ª Comunión de mi hermana pequeña los adornos florales del convite eran con estas rosas.
Esta preciosa lleva seis años conmigo, en un muro asomaban un montón de flores como esta y yo me enamoré de ellas. Mi cuñado cogió una y me la dio, era verano y puse parte del tallo en tierra, milagrosamente enraizó y ahora es uno de los ejemplares más bellos de mi jardín.
Otra maravilla encontrada en un paseo, estaba en lo que aquí llamamos una "sebe", rodeado de zarzas y ortigas. Cogí una rama y la planté (mi suerte con los rosales es increíble), ya veís que el éxito fue total.
Este es uno de tres, me explico.
Tengo tres rosales iguales, los trajo mi marido hace años de una casa donde no los querían (de aquella él trabajaba en una empresa de jardinería), yo los adopté y cada año me regalan millones de flores.
Hay más amigas, pero esas vendrán otro día.
Un abrazo y cuidaos.
Que bonito Sandra, pronto estará espectacular. Besos.
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